
Obesidad
Revisión de artículos científicos.
Temas a tratar: Obesidad y ocio activo.
A través de esta revisión de artículos científicos queremos dar a conocer cuáles son los aspectos más destacados que determinan la obesidad y relacionarla con el ocio activo.
Autores:
Cristina Gómez Escobar
Julio Miranda Vera
Sergio Navarro Martínez.
Rafael Pérez Carretero
Cecilia Tamara Sande Reyes.
1- Resumen:
En los últimos años la obesidad se ha convertido en unos de los problemas de salud más importantes, ya que casi el 7% de la población mundial padece obesidad y falta de ocio activo, pero lo que es más preocupante es que nuestro país presenta también uno de los porcentajes más importantes de obesidad del mundo. El factor principal al que se asocio la obesidad es la mala alimentación. La obesidad puede provocar diferentes patologías como son: La hipertensión, problemas cardiovasculares, diabetes tipo II o problemas ortopédicos.
La obesidad suele aparecer sobre todo en niños con necesidades educativas especiales porque tienen menos posibilidades de movimientos y de hacer deporte que los niños que no tienen estas necesidades, y suele afectar sobre todo a las mujeres. Los niños con necesidades que presentan mayores niveles de obesidad dentro de nuestra población de estudio son los de Síndrome X Frágil mientras que los sujetos con parálisis cerebral tienen alto índice y bajo peso.
Para que esto no ocurra los padres desempeñan junto con el centro educativo en el que se encuentren los niños un papel fundamental, no solo inculcando a los niños que hagan deporte sino indicándoles la importancia que tiene llevar una alimentación sana acompañada de ejercicio físico.
Según los diferentes autores que traten el tema de la obesidad veremos algunos de ellos indican que se puede producir por diferentes motivos, pero siempre suelen nombrar la vida sedentaria, la inactividad física y la mala alimentación.
Podemos concluir que el profesorado de Educación Física debe diseñar y desarrollar un plan de tratamiento comprensivo, que debe incluir objetivos concretos de pérdida de peso, manejo de la actividad física y de la alimentación. Y debe inculcar a los alumnos/as el gusanillo de la práctica deportiva y hacerles ver a los niños lo importante que es realizar ejercicio y tener una dieta equilibrada.
Conclusión principal.
Debemos educar para la consecución del “estilo de vida saludable” (nutrición, ocio activo…), no solo entrenar.
2- Introducción.
En la actualidad debido a la industrialización vemos como uno de los problemas principales en la sociedad son el tema de la obesidad y la falta de ocio activo. Según la organización mundial de la salud (2002), a nivel global existen unas 250 millones de personas obesas, es decir, un 7% de la población mundial, por lo que se considera uno de los principales problemas de salud pública. “España presenta uno de los porcentajes más elevados de Europa en materia de sobrepeso y obesidad en la infancia, siendo clasificada en sexto lugar en la lista de países con la mayor prevalencia de sobrepeso y obesidad en niños de 10 a 16 años de edad” (International Obesity task force, 2007), es por ello, que hemos seleccionado los criterios de obesidad y ocio activo para desarrollar en nuestro artículo de revisión, basándonos en estudios científicos.
Tras la comparación de los artículos, hemos observado que el principal factor que se relacionan con la obesidad es la mala alimentación, no solo adquirido por los malos hábitos alimentarios, sino también por los recursos económicos y del entorno cultural que al individuo le rodean, como es el caso de los países desarrollados de sociedades mercantilistas e industrializadas.
En este tipo de sociedades también se vincula la inactividad física debido a que pasan mucho tiempo frente al televisor, el portátil, video juegos, internet, etc., lo que conlleva a que aumente el porcentaje de posibilidades de que aparezca el factor de riesgo de obesidad provocando con el paso del tiempo enfermedades como hipertensión
arterial, diabetes tipo 2, problemas ortopédicos o problemas cardiovasculares, entre otros.
Este problema se desarrolla sobre todo, según los artículos encontrados, en niñas y niños con necesidades específicas de apoyo educativo por tener menos posibilidades de movimiento; y en el sexo femenino debido a los estereotipos sexistas presentes en la sociedad, provocando que las mujeres consideren que la actividad deportiva vaya en contra del proceso de ser mujer, a pesar de esto, las mujeres que sí realizan actividad física lo hacen apostando un mejor estado de salud y bienestar general.
En cuanto a la adquisición de estilos de vida saludable por parte de chicos y chicas, juega un papel fundamental los padres inculcándole una serie de hábitos higiénicos y alimentarios y de la práctica de actividad física, la escuela promoviendo actividad física fuera del horario escolar y también promocionando una buena alimentación en los comedores trazando una buena línea a seguir para conseguir una correcta dieta en los alumnos y alumnas. Dentro del centro, encontramos a los profesores, no solo al de Educación Física sino a todo el profesorado que debe involucrarse y seguir el ejemplo de tomar medidas para que el alumnado tome en el recreo alimentos saludables como frutas. El desafío es crear un modelo multidisciplinar de salud pública capaz de conseguir reducciones a largo plazo en la prevalencia de sobrepeso y obesidad, habilitando también el gobierno espacios públicos dedicados a la práctica de actividad física y deportiva como son carriles de bicicletas, senderos, espacios con maquinas de ejercicios físicos, polideportivos municipales, etc.
3- Métodos.
Para realizar este artículo nos hemos basado en la búsqueda de los criterios de obesidad y ocio activo. Estos se han relacionado con otros conceptos como sobrepeso, mala alimentación, hábitos de vida saludable, ejercicio físico, inactividad física, influencia de la obesidad en niños y niñas con necesidades específicas educativas, sedentarismo, entre otros.
Todos los artículos que hemos seleccionado son artículos científicos recogidos de revistas especializadas en los temas antes mencionados, algunas de estas son: Sociology of Sport Journal, Revista de psicología del deporte, Journal of adolescence, Revista de Pediatría Atención Primaria, Revista Española de Cardiología.
4- Análisis.
Según la organización mundial de la salud (2002), a nivel global existen unas 250 millones de personas obesas, es decir, un 7% de la población mundial, por lo que se considera uno de los principales problemas de salud pública.
“España presenta uno de los porcentajes más elevados de Europa en materia de sobrepeso y obesidad en la infancia, siendo clasificada en sexto lugar en la lista de países con la mayor prevalencia de sobrepeso y obesidad en niños de 10 a 16 años de edad” (International Obesity task force, 2007). Esto se asocia a un aumento del riesgo cardiovascular hiper-insulina con menor tolerancia a la glucosa, diabetes tipo 2, alteraciones en el perfil lipídico en sangre a hipertensión arterial, problemas ortopédicos y a consecuencia psicosociales (baja autoestima, aislamiento social, discriminación…) no solo en edad adulta sino también en la infancia.
Según Cabrera de León et al., (2007), existen dos conceptos de sedentarismo. El primero utilizado por Bernstein et al, que define a la persona sedentaria como la que invierte menos del 10% de su gasto energético diario a la realización de actividades físicas que requieran al menos 4 MET. El segundo concepto especifica separadamente para varones y mujeres, que una persona sedentaria es la que invierte diariamente menos de un número determinado de minutos en actividades de ocio que consuman 4 o más MET durante el tiempo de ocio.
Según los resultados del estudio Enkid estimaron que el 13,9% de la población española entre los 2 y 24 años era obesa, y del 12,4% tenía sobrepeso (Encuesta nutricional en niños y adolescentes, 2001). El cual podemos complementar con el estudio realizado por Santos (2005), en el que profundiza en este tema diciendo que, de cada 25 alumnos/as 2 o 3 de ellos sufren obesidad y otros 4 o 5 sobrepeso. A partir de los ocho años prevalece el sobrepeso sobre la obesidad sobre todo en chicos más que en chicas, motivo que se puede asociar a la preocupación entre las chicas adolescentes por su imagen. Esto se opone a lo que Coakley y White (1992) aseguran, ya que dicen que “Teniendo en cuenta el importante papel que toman los valores y actitudes en la práctica de los estilos de vida saludables, estas desigualdades de sexo en el nivel de actividad física podrían entenderse por la actitud diferencial que chicos y chicas tienen hacia esta actividad. Concretamente, los chicos consideran las actividades deportivas como congruentes con el rol masculino y adquieren prestigio a través de la competición, mientras que en el caso de las chicas es menos probable que relacionen la actividad deportiva con el proceso de ser mujer, por lo que podrían evitar participar en aquellas actividades que puedan percibir como amenazantes para su feminidad”.
Se constata que los chicos prefieren las actividades deportivas en su tiempo libre, mientras que las chicas se reparten entre las actividades sociales y las aficiones personales. Frente al interés de las mujeres por los aspectos saludables del deporte, los hombres muestran mayor preocupación por los deportes de rendimiento.
En el estudio longitudinal de Ruiz et al. (2001), se puede confirmar el creciente proceso de abandono entre las mujeres universitarias pasados dos años. Las causas de este comportamiento están relacionadas con la posición de la mujer en la sociedad y el rol que ésta le asigna, así como las relativas a la propia naturaleza de la actividad físico-deportiva (Vázquez, 2001). Los hombres demandan más deportes colectivos, mientras que las mujeres prefieren los deporte individuales (Hellín, 2003).
Estudios como los de Miller et al. (2000), muestran que los hombres manifiestan mayor implicación deportiva que las mujeres; ya que la identidad atlética está positivamente relacionada con la masculinidad y negativamente con la feminidad. Este hecho, unido a la baja satisfacción en el deporte, con valores inferiores entre las chicas, indica la necesidad de reconstruir el deporte actual desde una perspectiva que profundice en los valores democráticos alejados de estereotipos sexistas (Moreno et al., 2006). En definitiva, los estereotipos en la enseñanza de la educación física provocan diferencias de intereses y motivación hacia las actividades físicas, en función del género del alumno (Scraton y Flintoff, 2002).
Pese a esta contradicción todos los artículos analizados coinciden en que la obesidad y el sobrepeso son patologías frecuentes en jóvenes adultos en nuestro medio, registrándose un riesgo importante de presentar obesidad en este momento en niños obesos que lo eran desde los seis años de edad, mostrando como mayor relevancia en la etapa Primaria.
Estos datos tienen un mayor impacto en el alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo, ya que la presencia de algunos de estos problemas se acompaña en muchos casos de problemas psicomotores, cosa que es decisiva en la aparición de la obesidad.
En relación a los jóvenes con necesidades educativas especiales el IMC en mujeres es de 23,48% y en varones de 20%, los que presentan mayores niveles de obesidad dentro de nuestra población de estudio son los de Síndrome X Frágil mientras que los sujetos con parálisis cerebral tienen alto índice y bajo peso.
Si atendemos a los motivos que llevan a la obesidad y sobrepeso, en los artículos estudiados hemos observado cómo se orienta la respuesta a esta cuestión los estilos de vida sedentarios, la inactividad física y la mala alimentación. En el estudio de Cabrera de León et al., (2007), el sedentarismo se asoció directamente al Síndrome metabólico, el índice de masa corporal, la cintura abdominal y pélvica, la presión arterial sistólica, la frecuencia cardiaca, la apolipoproteína y los triglicéridos.
Según la Organización Mundial de la Salud en su “Informe sobre la salud en el mundo 2002” estima que los estilos de vida sedentarios son una de las 10 causas fundamentales de mortalidad y discapacidad en el mundo (OMS, 2002). Si observamos el estudio realizado por Ramos, P., Rivera, F., Moreno, C., Jiménez- Iglesias, A., (2012), los españoles dedican un tiempo muy alto a ver la televisión, ya que pasan como media 2.37 horas al día viendo televisión, 1.09 horas al día jugando con el ordenador o la consola y 1.11 usando el ordenador para chatear, navegar por internet, enviar e- mails, hacer los deberes, etc. Lo cual deja menor tiempo a la práctica de actividad física, favoreciendo los riesgos de padecer algún tipo de enfermedad anteriormente mencionada. Se ha comprobado que los adolescentes con mayor puntuación global de salud son sobre todo aquellos que realizan actividad física moderada- vigorosa durante al menos 60 minutos al día, al menos cinco días a la semana (Pate et al (2009), y solo dos horas al día para ver la televisión o videos, siendo la máxima recomendable por American Academia of Pediátrica (2001). Según la Organización Mundial de la Salud citada en el estudio de Cabrera de León et al., (2007), un adulto sedentario obtiene beneficios de salud si realiza 30 minutos de actividad intensa moderada, todos o casi todos los días. Sin embargo el estudio concluyó en que incluso 25 minutos diarios producen en ambos sexos beneficios semejantes a los alcanzados cuando se estima un determinado porcentaje de consumo energético activo y que el síndrome metabólico relacionado con el sedentarismo es menos frecuente entre las personas activas.
El problema no se debe solamente a la aparición de la denominada comida basura, también es económico. Los alimentos comercializados masivamente tienen cada vez precios más bajos, especialmente en las ciudades, y las frutas y verduras son cada vez más caras. Los nuevos patrones de trabajo, transporte y recreación hacen que los ciudadanos de las sociedades occidentales lleven una vida más sedentaria y menos activa.
El profesor de Educación Física debe diseñar y desarrollar un plan de tratamiento comprensivo, que debe incluir objetivos concretos de pérdida de peso, manejo de la actividad física y de la alimentación, modificación del comportamiento y, cuando sea necesario, la participación de la familia. Es necesario, estimular un aumento de la actividad física cotidiana y por consiguiente del gasto energético, con elementos atractivos para el niño. Algunos estudios se han demostrado que disminuir la conducta sedentaria es más eficaz que aumentar la cantidad de ejercicio, y que se consiguen reducciones de peso incluso aunque esa disminución de la conducta sedentaria se aplique en bajas dosis. El objetivo es ayudar al obeso a cambiar su actitud frente a la comida y sus hábitos alimentarios y de actividad física.
La escuela es uno de los lugares más eficaces para modificar las costumbres y hábitos de los niños y adolescentes. Para ello ésta deberá de ofertar una serie de programas con la finalidad de la adquisición y reafirmación de un estilo de vida saludable (Villard, Ryden y Stahle, 2007). Uno de estos programas escolares, podría ser el denominado Programa PERSEO cuyo objetivo es combatir contra el sedentarismo y el ocio pasivo presente en niños/as en etapa escolar para así reducir los niveles de obesidad en ellos y para construir buenos hábitos y costumbres en los mismos. El reto de dicho programa es el de crear una escuela activa y saludable en la que tanto niños/as añaden a su tiempo libre la realización de actividad físico-deportiva. Como bien señala el Ministerio de Sanidad y Consumo (2009, p. 32): ¨Se podría decir que una escuela activa y saludable es la que promueve la práctica de actividad física en los miembros de la comunidad educativa y específicamente en el alumnado¨. Para que una escuela sea activa y saludable debe de haber una gran colaboración entre todos los miembros de la comunidad educativa, ya sean los padres concienciándose de los beneficios que reporta para la salud el hecho de que sus hijos/as sean activos, ya sea el papel del profesor de E.F dando el máximo de sí en que sus alumnos/as adquieran de manera autónoma unos hábitos saludables y por último el papel del centro escolar como promotor de la práctica de actividad físico-deportiva en el tiempo libre de sus alumnos/as no solo fomentándola dentro del horario escolar.
Una acción conjunta puede conseguir avances significativos en aspectos tales como mejorar las opciones de alimentarse de una manera más sana en las cafeterías de los institutos o en los comedores escolares. Estas medidas deben comenzar por el propio centro educativo (p.ej. acondicionar lugares adecuados para estacionar bicicletas) y proyectarse hacia al entorno inmediato. El desafío es crear un modelo multidisciplinar de salud pública capaz de conseguir reducciones a largo plazo en la prevalencia de sobrepeso y obesidad.
Uno de los motivos que llevan a la obesidad y al sobrepeso es la inactividad física. Ésta está reconocida actualmente como un importante factor en el incremento de los niveles de obesidad y de otros trastornos médicos graves que se observan en niños, niñas y adolescentes de Europa y de otros lugares (Livingstone, 2001; Speiser et al., 2005).
Como muestra de la inactividad física presente en adolescentes en España hay unos datos recientes que indican que la adolescencia española presenta una condición física inferior en comparación con otros países (Ortega et al., 2005), hecho que está unido con casi total seguridad a la baja participación en actividades físicas. Estos resultados acerca de la deficiente condición física y la baja participación en actividades físicas entre la infancia y la adolescencia española no deberían sorprendernos, puesto que la población adulta española realiza menos AF que las personas de otros países (Martínez-González et al., 2001).
Actualmente hay una serie de recomendaciones a seguir de actividad física que reporte de manera beneficiosa sobre la salud. (Biddle, Sallis, y Cavill, 1998) comentan que todos los niños/as y adolescentes deberían participar en actividades físicas de intensidad moderada a vigorosa durante al menos una hora al día, y al menos dos veces a la semana y dichas actividades tendrían que ayudar a mejorar y/o mantener la fuerza muscular, la flexibilidad y la salud ósea.
En el estudio EYHS (2011) se demostró que las niñas realizan muy poca cantidad de actividad física, ya tuvieran sobrepeso/obesidad o normopeso. Sin embargo, en los niños sí existían diferencias entre ambos grupos, observándose que los niños con normopeso realizan mayor cantidad de actividad física que los niños con sobrepeso/obesidad tanto en días laborables como en días de fin de semana, aunque es en los días festivos donde más se incrementan las diferencias.
Para que las chicas con sobrepeso, obesidad o normopeso realicen más actividad física tenemos dos propuestas, una sería que se incrementara el número de horas semanales de educación física en los colegios ya que realizarían más actividad física en el horario escolar y así compensar algo la que no practican fuera del horario escolar y además más tiempo tendría el maestro para fomentarle el interés y el gusto por la misma. Otra sería que no tuvieran en su cabeza ni en cuenta los estereotipos y prejuicios sexistas a la hora de participar en actividades físicas fuera del horario escolar que perciban como amenazantes para su feminidad.
5- Punto de controversia entre los artículos.
Según Elizabeth A y Colaboradores en su artículo Linking obesity and activity level with children’s television and video game use, no se encuentra una relación directa entre la práctica de ocio activo y la disminución IMC, pero podemos decir que los que tienen un IMC menor, realizan más ocio activo por lo que este estudio afirma que existe una correlación positiva aunque no significativa.
Durante este estudio se analiza la obesidad infantil, en relación con la actividad física que realizan y el ocio pasivo (televisión videojuegos). Se realiza el estudio a nivel nacional en USA, y participan 2831 niños de edades comprendidas entre 1-12 años teniendo en cuenta la relación edad/índice masa corporal (BMI) establecidas. Los resultados indicaron que la cantidad de tiempo invertido en la televisión no era muy diferente en los distintos grupos, solo se apreciaba un aumento del tiempo empleado en el ocio pasivo (videojuegos).
Atendiendo a este último, tenemos que nombrar hábitos de vida saludables. Este estudio, basándose en otros anteriores, determina que no existe una relación directa entre el ocio activo y la obesidad, ya que la obesidad depende directamente de la pediatría y la nutrición, aunque puede ser un factor positivo con respecto a la reducción del peso.
Hay tres teorías/hipótesis que relacionan la obesidad con el ocio pasivo.
1- El tiempo que pasan realizando ocio pasivo, es tiempo que no realizan ocio activo (actividad física), la hipótesis del ‘‘couch-potato’’ cuyos orígenes están en (Brown, Cramond, & Wilde, 1974; Williams, 1986).
2- La segunda teoría tiene que ver con el contenido de la televisión, ya que manda mensaje consumista, demasiada comida rápida con alto contenido calórico (MC DONALDS, DOMINO´S PIZZA…). Esta teoría la crea Robinson and Killen (1995), dejando en una segundo plano la actividad física y centrándose en los aspectos nutricionales.
3- La tercera hipótesis es que nuestro gasto metabólico mientras vemos la televisión es casi igual que cuando dormimos, pero esta teoría no ha sido muy fructífera en el ámbito científico. Aun así el presente estudio relaciona la obesidad con los videojuegos (no solo con la televisión) y es conocido que estos requieren más esfuerzo mental y ciertos patrones motrices.
6- Conclusiones.
Según la organización mundial de la salud (2002), a nivel global existen unas 250 millones de personas obesas, es decir, un 7% de la población mundial, por lo que se considera uno de los principales problemas de salud pública. A lo largo de esta revisión hemos comprobado diferentes opiniones acerca de a qué tipo de población le afecta este riesgo de enfermedad. Llegamos a la conclusión de que la población más afectada son los jóvenes adultos, pero sobre todo el sexo femenino ya que “los estereotipos en la enseñanza de la educación física provocan diferencias de intereses y motivación hacia las actividades físicas, en función del género del alumno” (Scraton y Flintoff, 2002), por lo gran porcentaje de este grupo no practica ningún tipo de ejercicio físico. De este sector juvenil hay un mayor impacto en el alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo, ya que la presencia de este factor trae consigo problemas que en muchos casos de problemas psicomotores, cosa que es decisiva en la aparición de la obesidad.
Cuando atendemos a los motivos que llevan a la obesidad y sobrepeso, en los artículos estudiados hemos observado cómo se orienta la respuesta a esta cuestión los estilos de vida sedentarios, la inactividad física y la mala alimentación llevado por los nuevos patrones de trabajo, transporte y recreación que hacen que los ciudadanos de las sociedades occidentales lleven una vida más sedentaria y menos activa.
Es por ello que concluimos que desde la escuela se debe educar para la consecución del “estilo de vida saludable” (nutrición, ocio activo…), y no solo entrenar, pero con que lo proponga, organice y lleve a cabo el profesorado de Educación Física no alcanza, aunque la base salga de allí, sino que debe implicarse toda la sociedad educativa e incluso, tanto o más importante, la familia, ya que sin estos no es posible mejorar estos hábitos de vida.
7- Palabras claves: obesidad, sobrepeso, sedentarismo, inactividad física, ocio activo, mala alimentación.
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